Frutas bidasoa, fruto de 3 generaciones
Miguel Urchegi fue responsable de las minas de Irusta en Irun, hasta que se cerraron en 1945.
Hacia 1955, aprovechando los túneles de las minas y semillas de champiñón traídas de contrabando, empezo a sembrar champiñones, sabiendo que la humedad de las minas ofrecía unas condiciones inmejorables para ello.
Mª Dolores Lasa Lecuona. 1940 (Oiartzun)
Miguel Urchegi tuvo 5 hijos junto a María Luisa Ruiz, siendo Pedro el único chico. Siguiendo las costumbres de la época, el negocio de los champiñones familiares quedó en manos de Pedro.
Los matrimonio Pedro y Dolores siguen juntos el negocio de los champiñones. En 1948-1950, abandonaron las minas de Irusta y decidieron crear unas Bodegas para champiñones en el barrio de Meaka, donde se dedicaron a sembrar champiñones hasta 1970. Pedro tuvo que dejar de sembrar champiñón por la alergia que le producía un producto. En aquella primera época vendían a los mercados de Irun y en las tiendas y bares de Irun y Hondarribia.
Deja de sembrar champiñones e inicia su compra desde La Rioja en 1970. Fueron muchos años, ya que además de preparar los champiñones en las cocinas de la casa, eran los pintxos más típicos de los restaurantes y bares. En consecuencia, además del valle del Bidasoa, en Donostia-San Sebastián comenzaron a vender champiñones y setas, hasta que en 2002 Pedro y 2005 Dolores se jubilaron.
Al jubilarse Dolores, el hijo pequeño de la casa decidió tomar el negocio familiar. Pero los tiempos empezaron a cambiar y en lugar del champiñón comenzaron a aparecer otros alimentos en las cocinas de la casa, y en los bares, otros tipos de pintxos.
Ante el cambio de mercado, Enekoitz inicia la diversificación del producto, además de los champiñones, la venta de otras frutas y hortalizas y se especialice en hostelería. Enekoitz retrocedía con su furgoneta los 365 días del año.
En abril de 2019, junto a su socio David Velaz, crearon BIDASOA FRUTAK S.L, empresa de distribución de frutas y hortalizas especializada en Hostelería. Nuevo reto, la nueva apuesta, que en marzo de 2020 fue arrastrado por la pandemia COVID-19 en los duros momentos de inicio. Pero consiguieron sobrevivir, vendiendo de nuevo en pequeñas tiendas de comercio, ya que la hostelería estaba en sus más duros momentos. Fueron momentos muy duros, pero pudieron seguir adelante.
Tras dos años de pervivencia en junio de 2022, BIDASOA FRUTAK contrató a sus primeros trabajadores, que terminó formado por un equipo de 10 personas.